La estatua



Ahí está ella,
tan bien acompañada,
tan bien mantenida,
tan afortunada.
Mírenla tan silenciosa,
no molesta, no reprocha,
tan perfecta.
Es la reina de su casa,
una dama adorada.
Su piel es tersa y fría  
no da para caricias.
Su voz dulce 
hay que cuidarla,
es mejor no escucharla.
Se ve tan linda ella
cuando está así, callada.
Y será siempre inmortal
no porque su corazón lata,
sino porque no tiene,
es una estatua.

Dulce Carito
Puteaux
Diciembre 2017

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