La estatua
Ahí está ella, tan bien acompañada, tan bien mantenida, tan afortunada. Mírenla tan silenciosa, no molesta, no reprocha, tan perfecta. Es la reina de su casa, una dama adorada. Su piel es tersa y fría no da para caricias. Su voz dulce hay que cuidarla, es mejor no escucharla. Se ve tan linda ella cuando está así, callada. Y será siempre inmortal no porque su corazón lata, sino porque no tiene, es una estatua. Dulce Carito Puteaux Diciembre 2017